martes, 27 de marzo de 2012

10 de Noviembre. 2010.


10/11/10. Ese día... Apareció en mi vida la persona que iba a salvarme de todo, a sacarme de mi infierno y que se convirtió en mi trocito de cielo.

Nos conocimos una fría tarde de noviembre, en la cual ninguno de los dos puso excesivo interés por el otro... Timidez, introversión, quien sabe? Aun así, fuiste, sin duda, una de las chicas que más me llamó la atención de todo el grupo, quizá por tu peculiar forma de sonreír, quizá por ese halo de esperanza, de honradez, de nobleza que encontré en tus ojos...

Pero no le dí importancia, en ese momento estaba viviendo otras cosas, abandonado a una lucha que estaba perdida desde hacía mucho, mucho tiempo, derrota que no quise ver... Vi pasar los meses, vi como todo se hundía, ví mi mundo desmoronarse... Hasta que un domingo de enero, "aquel" domingo, agotado, enfermo... Todo desapareció. Mi vida quedó vacía, mi corazón destrozado contra el suelo... Contra una verdad que no quise ver.

Ese día necesitaba a alguien, alguien que me dijese algo, que me sacase de el pozo en el que estaba, ahogándome, cayendo sin solución, sin nada donde agarrarme... Paseé largo rato por la lista de amigos conectados, viendo sin ver, viendo gente vacía, que no merecía la pena y que no me iba a comprender, nunca... Hasta que me paré en un nombre: El suyo. Y mi mente evocó eso que me marcó, sin decirme nada, pero a la vez gritándome que era distinta, que era buena, que era especial, que podía ayudarme.

Y así fue, me sacó del pozo con su preocupación, con sus reflexiones, con su fuerza. Me alzó de nuevo y me regaló una amistad sin complejos, sin miedos, me dio todo sin pedirme nada a cambio, sin intereses. Me dio un futuro, una esperanza, el mundo no era tan frío, tan malo, aún quedaba gente buena en él, y había que luchar, luchar por conseguir todo: las metas, los sueños, eso que tan imposible parecía tan sólo unos días antes de repente se convirtió en un sueño, una lucha incesante, porque no me derrotaría nadie hasta que yo, me rindiera...

Y no fue solo por un instante, estuvo a mi lado siempre, en todo momento, y esa amistad creció, creció, creció... Y la vida empezó a sonreírme. Encontré trabajo, conseguí aprobar los test del carnet de conducir, conseguí aprobar la prueba de acceso, porque tenía una razón para hacerlo, porque tenía un ángel a mi lado cuidándome en todo momento... Y sin saber cómo, el amor fue surgiendo, surgiendo, y con el también los miedos, viejos miedos y pesadillas que querían decirme que iba a ser un fracaso, que nunca, iba a conseguir que nadie me amase...

Hasta que llegó agosto. Seguíamos tratándonos como siempre, seguía luchando conmigo, ahora ya no sólo por las redes sociales, también aparecía su número en mi teléfono cuando sonaba... Y me sacudía la emoción cada vez que escuchaba su dulce voz, cada vez que me decia que luchase y siguiese adelante, que no podía rendirme... Y apareció, tras una incursión de dudosa reputación en un lugar donde no debía, una conversación, en la cual ella decía que también, por mí, sentía algo mas que una mera amistad. Tras varios días dandole vueltas, vueltas y mas vueltas, me armé de valor.
Cogí ese teléfono y le dije que teníamos que hablar, que tenía algo importante que decirle... No fue como me hubiera gustado, sé que en persona hubiese sonado mucho mejor... Pero las circunstancias obligaban a que se diera la situación cuanto antes... y así fue.
A la vez que se lo decía, sentí como mis miedos eran sus miedos, como sentía igual que yo, y me hizo recordar todo el valor que me había enseñado, que tenía que ser fuerte... Le pedí que no tuviera prisa, que no tuviera miedo, que ibamos a ser capaces de vencer a todo el mundo que se pusiese en contra nuestra... Que no necesitaba que fuera mi pareja, que con solo quererme en su vida me hacía el hombre mas feliz de la tierra.

Durante casi 3 meses parecía que el mundo se oponía a tan esperado encuentro... Hasta que ella, valiente como nadie, se lanzó a estas tierras manchegas que habito, a regalarme las mejores horas de mi vida a su lado.


Quizá esto parezca un punto y final, pero no, aquí no termina nada, esto sólo es el principio... Aunque al final solo quede en una amistad, sé, sabemos, que esto no va a destruir nada, ambos sabemos lo que somos, y me gusta lo que somos.

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Te quiero, y nada ni nadie va a cambiar eso.

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