domingo, 10 de marzo de 2013

Noches de Domingo

Domingo. Es tarde, puesto que mañana toca madrugar y va a ser un día cuanto menos largo. Pero estoy aquí, tirado en la cama, sin ganas de nada, porque ella no está a mi lado. Porque en unas horas se irá y ya no voy a poder abrazarla, besarla, decirle suavemente lo muuucho que la quiero, acariciar su pelo y su cuello, notar su respiración cerca mía, tan cerca que parezca fundirse con mi piel.
Es una sensación un tanto extraña: Nunca había sido tan débil y tan fuerte a la vez. La necesito, puesto que es ese aire fresco y limpio que me hace respirar y darme cuenta que esta vida, es una cosa maravillosa y mágica, a la vez que una gran, gran putada.

Pero ella tiene esa luz que me hace creer y caminar por los caminos de la vida sin dudar ni un solo segundo cual es mi meta:

Regalarle esa felicidad que tanto merece.