sábado, 30 de marzo de 2013

Sábado de Locura, Lunes de Sorpresas.

Sé que hace casi una semana que debía haber escrito esto, pero no conseguí encontrar el momento preciso para ponerme a escribir, sabiendo que nadie iba a molestarme en mi tarea y que podría expresarme tranquilamente, escribiendo lo que siento, tal y como hago siempre.


Hace una semana, a esta misma hora, me encontraba en el solar, muerto de nervios, limpiando mi coche, sabiendo que iba a cometer una locura, una locura que podía salir mal, como podía salir bien. Iba a ir a verla, a su piso, iba a poder abrazarla otra vez, besarla, decirle que la quiero con todas mis fuerzas.

El viaje de ida fue eterno. No veía el momento de salir de aquella autovía y recorrer las cuatro calles que había hasta su casa. Pero finalmente llegué, y cuando pasé por debajo de su piso, la vi, dando saltos, con una sonrisa enorme, asomada a la ventana, esperando mi llegada.

Pasé una tarde noche magnífica. No quería despedirme de ella, pero tuve que volver aquí, a Socuéllamos. Esta ha sido la mayor locura que he hecho hasta el día de hoy, me he recorrido 200 km en una tarde solo por pasar unas horas con la persona que más quiero en este mundo. Y no me arrepiento, lo hice con muchísimo gusto, aunque sabía que iba a pasar factura a mi pobre espalda.

Pero sabía que la iba a ver, 4 días después, de nuevo, aquí en Socuéllamos. Que sería para una docena de días y que podría estar con ella todo el tiempo que pudiese.

El lunes, en medio de un día de trabajo muy muy duro, en el cual estaba bastante castigado físicamente, apenas podía moverme, un día que veía cuanto menos malo, me sorprendió diciéndome que volvía el martes, en lugar del miércoles, y que su madre, esa noche, tenía una sorpresa para mí. ¿Que mayor alegría podía llevarme?.

Terminé de trabajar a las 8, como todos los días. Ella, por WhatsApp, me fue contando que tal le iba el día, que estaba siendo una tarde de estudio pesada. Yo, al salir de trabajar, tenía que ir a llevarle a su madre la maleta y una bolsa de Tuppers que me había dado ella cuando vine el sábado aquí.

Fui, sin saber que era la sorpresa, con una extraña intuición y una ligera sospecha. Bajo del coche la maleta y la bolsa, y llamo a su portal. Cual es mi sorpresa, cuando, se abre la puerta, y aparece... ¡¡¡ELLA!!!. Había dejado todo de lado por venir a verme cuanto antes, porque necesitaba estar a mi lado. Y desde ese día hasta hoy, he disfrutado de su compañía, de sus besos, de sus caricias, de su sinceridad conmigo.

Cada día que pasa, me enamoro un poquito más de ella. Ha dado color, luz, vida, a una vida apagada, triste y oscura, una vida que no merecía la pena. Me hace creer, querer luchar, crecer como persona.

Quiero que esté siempre en mi vida, que me acompañe en cada locura, en cada viaje, en cada aventura que surja en mi vida, igual que quiero estar yo en la suya, en lo bueno, en lo malo, en todo momento.

Te quiero, Contra Naturam.

No hay comentarios: